La inquilina
Cuando construimos una vivienda,
utilizamos mucha agua. Después la aislamos por arriba, por abajo y por los 4
costados. Para que no entre esa agua del exterior.
Colocamos cañerías para que
circule por dentro. Y desagües para sacarla, pluviales
para la que viene de la lluvia y
cloacales para la usada dentro..
Cuando ingresamos a ella llevamos
una carga de agua del 70% en nuestro cuerpo.
Soltamos unos 200gr/hora en
transpiración que se desparraman en el interior.
Cocinamos formamos vapor de agua que
también van al aire.
Nos bañamos y
evaporamos mas agua. Lavamos la ropa
y lo mismo.
Invitamos gente, tomamos un café,
traemos al perro y seguimos sumando agua.
Llega un momento en que tenemos un
clima privado dentro de nuestra casa
igual al de la naturaleza en el exterior.
Flujo de aire caliente que asciende.
Aire frio por debajo. Y suaves desplazamientos
de un ambiente a otro de diferentes masas de aire húmedo.
Cuando abrimos una puerta o
ventana equilibramos nuestro clima
interior con el exterior. A nuestro gusto calefaccionamos o refrigeramos para
controlar esto.
Lo que dejamos de percibir y no
medimos es la cantidad de agua en suspensión, invisible a la vista que
circula y se precipita en diferentes paredes, muebles,
ropa, etc.
Solo nos percatamos cuando
aparecen globos en la pintura, mohos u hongos, eflorescencias y
transpiraciones.
La culpable invisible que no
sabemos medir ni controlar es la humedad.
Tenemos que tener presente cada
vez que elegimos un mueble, pintamos y cambiamos el piso como van a funcionar térmicamente. Pensar
como el agua. Leyes de la Física
Todos desean el producto mágico. La Química no lo tiene
La conclusión final luego de
recibir una enorme cantidad de llamados es que nadie sabe convivir con
La inquilina
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